Relojes de hojalata.

Segundos, baratijas del tiempo, traficante de oro pesado en parpadeos, cuya balanza siempre cede a su favor.

Suspiros tintados de azul y la mirada perdida entre los railes que se pierden a lo lejos.

Los colores de medio mundo dia y noche rebotando en el interior de mis retinas y una nota escrita en el reverso de una servilleta, en una cafeteria donde los niños juegan y dos amigas toman un capuccino viendo pasar los segundos, baratijas del tiempo...

Camino de aprendizaje. IV

Renacer en un suspiro naranja, una declaracion de intenciones y un San Francisco.

Volver a ser peces que agitan con vigor sus aletas y se deleitan con el bailoteo sugerente del agua sobre sus escamas.

Sentir paz dentro de mí.

De sonrisas reveladas en andenes.

Te busco en una mirada, imagino una excusa. Chocan tus iris con los mios, bajas la vista hacia un mar de letras que poco te interesa. Demasiado guapa para estar tan seria.



Sonría por favor.

Gratitud.

Un recuerdo de la Patagonia, herramientas de artesano para cumplir un sueño pendiente, y una pecera para que este pez pueda perderse por el mundo.


Una tarjeta con tu perfume y las palabras mas bellas con las que nadie pueda soñar.
Dulce, dulce aniversario.

Gracias.

Números.

Dijo el tango que veinte años no son nada.

Le dije a la vida "gracias" por cruzarme con ella.

Por este año y pico, que vale por mil vidas.

Felices primaveras, viajero.

Tales of revenge.

Soy capitán de un navío invencible. He atravesado los mares sesgando vidas a mi paso, mutilando existencias en un solo soplido. Desde mi camarote, veo la Luna, en esta noche de verano, mientras las aguas dormitan tranquilas, a la vispera del amanecer de todos los fuegos.

El sol se alza rojo en el horizonte y truenan los cañones, reverberando en el alma de la majestuosa Ímpetu. Una centena de cañonazos despues, Bremen se hunde en las llamas.


Nadie insulta a mi mascarón de proa.

Nadie.