11.28.2013

Escritura automática. XV

Lo trajo con su boca junto a unas manos que las noches no sabían más cómo esconder. Lo dejó suavemente con el roce de sus labios eternos y bajo las nubes de su mirada acongojada salió una luna. Le arrebató el alma en un silencio y solo la súplica de un perdón pudo salvarla. Se arrugaba como una mariposa bajo las llamas. Loca. Loca, loca, loca.