Su piel era un baile entre el éter y el terciopelo. A las faldas de la luz azul del reflejo del mar, Guillaume se enamoró secretamente de ella. Vivió una vida entera deshecho en suspiros por su mirada.
Aún hoy, tras su barba cenicienta, sus labios murmuran su nombre antes de caer dormido.
2 comentarios:
me encanta este =)
¡OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOH!
Escribes las cosas más preciosas :)
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