Abstención de sentimiento, ariete contra el pecho y lágrimas prestadas en el viento que con el rumor de la noche, se desvanecen.
Tus ojos son el retrato de cuanto quisiera tener tiempo de comprender. Me siento tan extraño que apenas añoro el fuego y he olvidado el daño, soledad crucificada en tierra desconocida.
Lloro por dejar salir la lluvia y poder respirar.
Me congelo en la penumbra de palacio, mientras todos duermen.
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