No es feo. Sólo existe a su manera. Es único, una pincelada torcida de Rubens, una ola rompiendo sin pensar en la marea.
En las mañanas de Marzo, sale a ignorar a su enfermedad, a correr bajo la luz de una primavera renaciente, a esbozar una sonrisa pesada en su particular pareja de labios. Definitivamente no es feo.
Descansa sobre la hierba húmeda al cruzar el Sol el zenit. Mano sobre mano, lengua contra el paladar.
"Ommmmmmmmmmmmmmmmmmm"
Es ahora un cántaro de agua serena. Manso, bello en su quietud.
Una pareja de gorriones juega alegre en un charco, y su jolgorio le devuelve al momento presente. Sonríe de corazón por primera vez en el día mientras sus ojos brillan, como brilla la mirada tierna de un infante,o la de los amantes en su reencuentro.
Sus manos acarician la hierba. Disfruta de cada brizna, se deleita en cada gota de humedad.
Es infinitamente hermoso.
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