Derramé toda una botella sobre su boca. Salía el sol tras sus dientes y el vino le dio un tinte increíblemente sensual a su sonrisa. Como un nuevo día, una nueva historia, un canto salvaje que nacía de su pecho hirviente de libertad.
Su voz recorrió mi cuerpo como una lengua de fuego, llevándome a otro universo. Allí, donde las estrellas se lanzan guiños y las lunas de Saturno bailan sin remedio alrededor de mi locura.
Un susurro después el jazz de su mirada me deshizo en una cálida sensación.
And I'm feeling good...
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