9.09.2010

Los colores del otoño.

Y quedaron sin cuerpo. Lánguidos vahos azulados. Ocres suspiros. Observan a los viajeros con la boca doblada del revés y el rostro triste. Lloran hacia el cielo y cuando hace viento, vienen a empañar los cristales con su frágil añil alicaído. Son efímeros, como la palabra sin tinta.


Ahora crecen en las copas de los árboles que en otoño pierden su follaje. En breves remolinos de viento, meciendo la hojarasca seca.


A veces, cuando llueve, caen presos de su infinita tristeza y se suicidan en los charcos de la melancolía que noviembre trae consigo.

1 comentario:

Ricardo Robles dijo...

Me encanta cuando narras los colores. sigue así, un abrazo!