12.07.2011

Le Matin.

Aprendió a amar la vida, a perseguir la fragancia escondida en cada parpadeo del tiempo. Dejó de correr, dejó de huir. Abrazó a la causalidad y reconoció sus propias manos al salir el sol en la mañana. Ya solo respiraba calma.


Fue feliz en ese mismo instante.

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