Soy capitán de un navío invencible. He atravesado los mares sesgando vidas a mi paso, mutilando existencias en un solo soplido. Desde mi camarote, veo la Luna, en esta noche de verano, mientras las aguas dormitan tranquilas, a la vispera del amanecer de todos los fuegos.
El sol se alza rojo en el horizonte y truenan los cañones, reverberando en el alma de la majestuosa Ímpetu. Una centena de cañonazos despues, Bremen se hunde en las llamas.
Nadie insulta a mi mascarón de proa.
Nadie.
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