5.17.2011

Cartas en el mar del Sur.

Querida Clarise:

Tras navegar durante más lunas de las que puedo recordar, ayer el Boca de Dios llegó a tierra. Parece como si el azul infinito se hubiese compadecido de nuestras almas y nos hubiese brindado un puñado de tierra sobre el que dejar caer nuestras lágrimas.

Hoy he visto los primeros rayos de sol del amanecer pasar tras las acacias para esconderse de nuevo en la madriguera de una ardilla. Este lugar es indescriptiblemente hermoso.

Hemos construido un pequeño campamento donde ayer pasamos la noche los pocos que aún quedamos. Por lo grande de este sitio, debería estar habitado, así que Jules y yo encabezaremos una expedición para antes del mediodía. Ojalá me encontrase con tu mirada en mitad de la jungla.

Te añoro, Clarise.

No hay comentarios: