11.04.2009

Sueños medievales.

Salió a la calle con su jubón ojeroso,el rostro raído y musarañas colgando de sus cabellos. Musitó un verso incompleto mientras paseaba por la calle, el mercado estaba abarrotado de ninfas escurridizas que roban de aqui y allá sorbitos de inspiración. Rodean a los poetas riendo, entrelazando sus cordones de colores, naciendo del tintineo de las monedas.

Es menester saber que, cualesquiera que fuere la persona que se atreviese a enojarlas, pagaria con sus propios cordones, obligado a andar descalzo.


Maese Díaz saltó de lo alto del campanario para cazar una de ellas y cayó en una carreta cargada de estiércol. Cientos de salamandras rieron a coro y el vino comenzó a correr.

1 comentario:

Lunazul dijo...

Que grande! casi he escuchado reir a carcajadas a las salamandras!jejeje