12.11.2014

Taare

Salpica gotas de color en mi cara. Forman una preciosa acuarela con mis lágrimas. Todos los colores del mundo estaban contenidos en su boca, como un universo mágico escondido entre largas barras blancas. Cada vez que hablaba le daba color al mundo, derramando palabras de todos los tonos sobre el mundo.

Y le dio nombre a los planetas y a las piedras y a los árboles y todos tuvieron su lluvia de color.

Me contó que un río bajaba devorando la tierra y chocando en los recodos, salpicando las orillas donde hermosas damas tomaban el sol y que éstas, al darles el agua, se evaporaban en un estallido llenando el aire de pétalos.

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