4.15.2010

Nocturno.

Piezas de un puzzle de mi memoria incompleto que no llego a entender. Camino deprisa por el muelle, los candiles de aceite siguen en la vigilia nocturna que les da vida y todo huele a sal. La madera cruje bajo mis pies, impertinentes, que se atreven a alterar el silencio de esta noche.

Mi embarcación descansa sobre la mar, tranquila, al amparo de la Luna.

Hay una melodía que se cuela por las rendijas de mis ropajes y me envuelve en una sensación familiar.

Tras las cortinas rojizas de la ventana puedo verte, dormida, con los labios entreabiertos, y cientos de dudas asaltan mi cabeza.

¿Porqué no te desperté?



-Besarte habría bastado para hacerme comprender.

1 comentario:

Ricardo Robles dijo...

Últimamente estás muy "marino", ¡me encanta!
Sigue adelante con esa calidad narrativa, cada visita aquí es un viaje.
un abrazo!