El escritor maldito.

Satie, un Rivera del Duero, la ventana abierta dejando pasar el frío discreto de un Septiembre casi frágil, mi cuerpo desnudo en el suelo de madera, una libreta y un bolígrafo.

En tierra de manzanos.

Viviría en un verano eterno donde los perros juegan a la orilla del lago y los cuerpos desnudos yacen bajo un sol amable. En un vaivén rítmico, el lago recita sus mantras.

Abandonarse al momento. Descansar.

Escritura automática XIV.

Suspirar por una mañana tupida de grises y añiles. Derramar con las manos una caricia sobre el pecho desnudo de una doncella. Recoger la flor de una primavera enloquecida que no sabe quién es Septiembre ni porqué las noches huelen a jazmín si no hay más que mar y arena.

Blanco.

El suyo era un amor como nunca hubo otro igual. Un amor digno de nombrar barcos con el nombre de ella, y astros con el apellido de él. Un amor para hacer crecer los mares y romper las olas contra los desfiladeros, llorando su historia.

Las páginas de las obras de poesía se suicidaban de los libros cuando se encontraban cerca. Salían a cubrir sus pasos mientras los amantes tímidamente se descubrían el uno al otro en un paseo a pies desnudos sobre lo eterno.

Su amor no pertenecía a este mundo. Era inconmensurable, etéreo y perfecto. El hilo rojo que unía sus muñecas no era sino el dibujo de unos dedos manchados de pintura a través del infinito.

Mil veces trataron los dramaturgos de escribir sobre un amor como el suyo, y mil veces fracasaron.

Ni siquiera yo pudiera definirlo...

Para tí, de ahora mismo, porque sí.

Soñé que caía en sus brazos. Que el suspiro taciturno de su mirada se colaba por mis rincones y jugaba con el niño que aún vive en mi. Soñé que gritaba mi nombre y desperté.

Depredadores

No he visto aquello de lo que me hablas, pero sí he sentido al amor como una bestia salvaje comiéndose mis entrañas y dejándolas llenas de todo y de nada. De sangre y ranas. Y alguna mariposa. Sin alas.

J.S. Deep

Y me erizo, ahogando un sollozo por quien pudiera ser. Por las mil vidas que no viviré.  Porque siempre hay algo que hacer primero.

I've got the heart of a Hustler, the body of a lover...

Keep your heart up.

Derramé toda una botella sobre su boca. Salía el sol tras sus dientes y el vino le dio un tinte increíblemente sensual a su sonrisa. Como un nuevo día, una nueva historia, un canto salvaje que nacía de su pecho hirviente de libertad.

Su voz recorrió mi cuerpo como una lengua de fuego, llevándome a otro universo. Allí, donde las estrellas se lanzan guiños y las lunas de Saturno bailan sin remedio alrededor de mi locura.

Un susurro después el jazz de su mirada me deshizo en una cálida sensación.
And I'm feeling good...

Her body. A sweet dance story.

-Concédeme este baile.

Y así nuestros cuerpos bailaron, eternos y perfectos. 

Y nadie nos podrá arrebatar lo bailado.

De noches junto a la Alhambra

Tímido, soplo esquivo, fiel amigo. Brisa sensual que al abrigo del invierno vienes a llevarme a un ilustre más allá. Húmedo vacío, siempre colgando poemas en tu latido y del infinito enamorado. Bucólico canto azucarado que mi sombra apenas quiere tocar. Susurro azahar del verano vendido al sol tierno, apenas si llora, que tiene al mundo para sí. A solas danza, como una amapola que, en su sensualidad, cambia una mirada por un segundo de gloria.

Palabras perdidas en Granada, verano de 2011.