11.19.2008

Polvo somos.

Jacques observó pacientemente sus manos delgadas,elegantes guantes de carne para unos huesos que se morían.
Miró fijamente al frente, su reflejo le dedicó un guiño, el tropiezo de unos ojos que ya no podían mas.

Juntó ambas manos, acunó mil gotas de agua y la cuna se rompió; las asustadas gotas se estamparon contra su cara.

Abrió su camisa y entre botón y botón; se escapó una gota de sangre.

-Oh, debe de ser la última- Dijo con tono derrotado.

Al quitarse la camisa, podia verse en su tórax un corazón, colgando inanimado de una soga. Hacia tiempo que se encontraba en ese estado y empezaba a atraer a las moscas, pero Jacques le tenia cierto apego a su corazón, y pese a haberse comprado uno nuevo de vidrio, le daba reparo deshacerse del viejo.


Jacques murió, con un corazón lleno de arena en el pecho y una prótesis de sentimientos puros en la mano.

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