Mark observó lentamente la habitacion. Como una pincelada de crueldad y odio, una mancha escarlata adornaba la pared y el suelo, y allí, yacía inmovil un cuerpo desmembrado, cuyas carnes eran paginas del más sangriento relato.
Reprimió una arcada, un hedor a sufrimiento lo abofeteó y le rodeó como si el mismo fuera parte de esa macabra escena, su esencia, su rastro, seguia ahi.
Habia sido Él, y volverá a pasar.
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