12.18.2008

Nota del Capitán.

Jimmy paseaba descalzo sobre la hierba. Estaba mojada y las puntas de las hojas bailoteaban alegres entre los dedos de sus pies. Una rana gorda, verde y con cara de sádica cantaba opereta mientras se masturbaba. Tres salamandras contemplaban incrédulas la escena, sabían que llegaban tarde a no se qué delirio de un escritor desconocido; pero el momento lo merecía.

Cree en Jimmy.

Cree en que lo que te estoy contando, sucede ahora mismo , en algun lugar del mundo.

Con ello me basta, sólo con eso; soy Dios. Soy un dios capaz de mostrarte cualquier escena, cualquier sentimiento ; soy un dios capaz de sacarte una sonrisa, con el poder de erizar el vello de tus brazos mientras mil gélidas cuchillas desfilan en tu espalda, en un gustoso escalofrío.

Cree en mis palabras, y verás lo que nadie ha visto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hay que creer en el pene supremo. El nos proporcionará el paraiso, porque eso sí que es el paraiso. jaja