Paso la página; Don Chao me seduce, entre ron, jóvenes hermosas de cabellos rojizos, cañonazos y un navío legendario.
Es verano, y en los ojos de mis secuaces puedo ver su deseo de melé, en sus cimitarras las ansias de silbar y en sus manos sus venas, dilatadas, clamando un grito del vigía.
Mi mano recorre parsimoniosa una bella "S" tallada a mano en el mástil mayor, Smith el Loco es mi nombre y hoy en el mar hasta la última ostra va a sentir mi grito de guerra. Las olas se esconden tímidas de la majestuosa Ímpetu; la demencia, la mas oscura de las psicosis transformada en barco en un desafío al Rey mar.
Una salamandra alza la voz y toda la tripulación grita exaltada, hay caza, carne y botín.
La sangre brotando del cuello de mi presa y un excitante olor a pólvora me poseen, y durante un instante, soy Dios.
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