2.01.2009

Jataka

Paso lento, firme, decidido; sobre la senda del atman donde el polvo de tierra ennegrece mis cordones, mi calzado se desdibuja sobre el camino y me fundo con la tierra. Tras mis pasos no hay huella, hay recuerdo; no hay marca física, hay un olor distinto en el camino andado.

Cae la noche, busco un refugio en el camino donde guarecerme; quizas cueva, quizas cabaña. Una hoguera me despierta, calienta mis musculos adormecidos, la danza sensual de las llamas me abstrae.
En mi iluminación hay un reflejo, desde los ecos mas antiguos. Veo a Jesús, veo sangre sarracena bañando mis manos despues de más de mil años. Me observas pincel en mano; eras tan joven...


Desconozco cuando me libraré de mi samsara, solo sé que mi cráneo volverá a exponerse sin miedo al sol.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es cierto, nunca sabes con lo que te vas a encontrar, y es cierto,
muchas veces, no dejamos una simle huella, dejamos algo mas,
la dejamos en esa tierra fértil llamada corazón,
de algunas de aquellas personas...