2.18.2009

La Femme.

Silbé. Siempre lo hacia. Siempre.
Jules giró la cabeza, me dedicó una sonrisa "lo sé" -me dijeron sus ojos.

Era bellísima, quizás la joven mas bella de la ciudad. Parecia haber salido del jardín de algun parisino despreocupado, que sin saberlo, había nacido de sus lirios una bella melodía de carne y corazón.

Paseó sus piernas frente a nuestros ojos atónitos, su silueta cargada de curvas prohibidas nos hipnotizó.

Cada cabello enroscado y juguetón, cada reflejo del sol en su larga cabellera rojiza. El suave vaivén de su melena sobre sus hombros descubiertos.

Y mas allá, mas allá de sus hombros se perfilaban las conjuras mas perversas de mi fuego en pos de mi voluntad.

Musica en sus zapatos color tango.

-Es ella, te lo dije.
-No es ella, sois vos.

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