Soy yo, aquel que siembra flores de mil colores en las cabezas de los vivos, el que con su acordeón marchito y travieso suplica dos monedas a cambio de la vida entera, de notas parisinas de traje y tacón.
Sombrillas azules, verdes y amarillas, bañan los mediodias en la ciudad, bajo la sombra del café, la vida sabe mucho mejor. Digame señor, si no es cierto lo que digo, que mimos y titiriteros son mas que eso, son dueños de su imagen y embusteros.
Mas si no es cierto, ¿que será del Café Botón?.
Dejará de ser a color, y una pelicula en blanco y negro, quizas incluso sin sonido; se proyectará en las caras de los parisinos, que como cada mañana ahogan su sueño en un café colombiano.
Sueña sueña, Café Botón despierta. Son las siete.
1 comentario:
Nena, dame tus bragas.
Hum....
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